Pecetto Torinese cuenta con aproximadamente 4,000 habitantes y se encuentra a 11 km de Turín.

Es un asentamiento de origen antiguo, como lo demuestran los hallazgos celtas de la Edad de Hierro (Bric San Viter) y de la época romana. La fundación del pueblo data del siglo XIII, cuando se separó de Chieri, bajo cuya jurisdicción regresaron los pecettesi en 1360, antes de pasar a los Saboya y a varios señores feudales.

Lugares de interés:

La Iglesia de San Sebastián, que data de principios del siglo XIII y está construida en ladrillo rojo en un estilo que combina el gótico y el románico. Tiene tres naves separadas por pilares conectados por arcos. Destacan los frescos del siglo XV-XVI, incluyendo la prestigiosa Natividad de Jacopino Longo (1508), y la tela de la Virgen con el Niño entre los Santos José, Sebastián, Fabiano y Romualdo, así como, en la bóveda de crucería de la tercera campaña de la nave izquierda, cuatro episodios de la Leyenda del milagro de Santo Domingo de La Calzada.

La Iglesia de la Confraternidad del Santo Nombre de Jesús y los Battuti Bianchi, que data de la primera mitad del siglo XVII, es de nave única con un coro rectangular y toma su nombre del color del hábito que los religiosos usaban durante las ceremonias. Destacan la escalinata de acceso de piedra y la robusta puerta tallada en madera (1816).

La iglesia parroquial barroca de Santa María de la Nieve, construida según el diseño de Bernardo Antonio Vittone (1739), cuenta con seis altares a lo largo de las paredes laterales y un elegante altar mayor de mármol, que proviene del Eremo dei Camaldolesi, al igual que varias esculturas de madera. Impresionante es el órgano de 1778 y notables son las pinturas, incluyendo la obra de Vittorio Amedeo Raptus (1783) y el lienzo de Santa Úrsula. También es destacable una estatua de papel maché de la Virgen Dolorosa del siglo XVIII.

El Eremo dei Camaldolesi: En la primera mitad del siglo XVII se construyó una gran abadía del Orden de los monjes Camaldoleses, que experimentó un período próspero, interrumpido por la supresión de las instituciones religiosas por Napoleón. Siglos de abandono siguieron. Hoy en día, esta hermosa meseta alberga un centro para ancianos, mientras que la llamada Torre del Molino es propiedad del SERMIG.